¿Qué es la inmunidad pasiva?
La inmunidad pasiva es un tipo de inmunidad adquirida temporalmente, en la que el individuo recibe anticuerpos listos de otra fuente, como a través de la transferencia de anticuerpos de la madre al feto durante el embarazo o mediante la administración de sueros o inmunoglobulinas.
Transferencia de anticuerpos de la madre al feto
Durante el embarazo, la madre transfiere anticuerpos al feto a través de la placenta, proporcionando protección inmune en los primeros meses de la vida del bebé. Estos anticuerpos son responsables de combatir infecciones y proteger al bebé hasta que su propio sistema inmunitario se desarrolle por completo.
Administración de sorosis o inmunoglobulinas
Además de la transferencia natural de anticuerpos de madre a feto, la inmunidad pasiva también se puede adquirir a través de la administración de sueros o inmunoglobulinas. Estas sustancias contienen anticuerpos específicos para ciertas enfermedades y se utilizan como una forma de tratamiento o prevención.
Indicaciones de inmunidad pasiva
La inmunidad pasiva puede indicarse en varias situaciones, como:
- Protección de recién nacidos contra enfermedades graves;
- Tratamiento de infecciones virales como la hepatitis B y la ira;
- Prevención de la enfermedad después de la exposición, como la administración de suero antitaeans después de una herida contaminada;
- Protección de personas con discapacidades inmunológicas temporales o permanentes.
Beneficios y limitaciones de la inmunidad pasiva
La inmunidad pasiva ofrece protección inmediata contra las enfermedades, siendo especialmente importante en situaciones de riesgo inmediato. Sin embargo, sus efectos son temporales, ya que los anticuerpos transferidos o administrados son eliminados por el cuerpo con el tiempo.
Además, la inmunidad pasiva no estimula la producción de anticuerpos por el mismo sistema inmune, lo que puede limitar la capacidad de respuesta inmune a largo plazo.
conclusión
La inmunidad pasiva es una forma de adquirir protección inmune temporal mediante la transferencia de anticuerpos maternos al feto o la administración de sueros o inmunoglobulinas. Aunque ofrece beneficios inmediatos, es importante recordar que sus efectos son temporales y no estimulan la producción de anticuerpos por el cuerpo mismo.